
Preparé agua con vinagre (una cucharada por litro) y remojé la lana. La calenté en el microondas por un minuto mientras disolvía los tintes en media taza de agua. Con el gotero de medicina, añadí los tintes a la lana, y la volvía a calentarla hasta que se absorbió el tinte rosa. El tinte azul no se absorbió tan fácilmente, y aún escurría un poco cuando terminé, así que enjuagué un par de veces.

Envolví la lana en una toalla y le saqué toda el agua que pude antes de colgarla a secar. Aquí se ve cómo hay más rosa que azul en la lana:

Como este fue mi primer lote, para la noche ya estaba seco y pude probarlo:

¡Es como hilar con algodón de azúcar!
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