septiembre 20, 2007

Una anécdota familiar

Hace muchos años, mi padre trabajaba para una transnacional británica en la Ciudad de México. Un día le hicieron una oferta muy buena para ir a trabajar en un país africano. La aceptó, y con mucha paciencia nos explicó que tendríamos que mudarnos a una tierra lejana, de donde venían los leones y los elefantes. Sin embargo, tras obtener un poco más de información, rechazó la oferta por varias razones, entre ellas la incertidumbre sobre cómo nos iría en una sociedad que practicaba la segregación racial. Por supuesto, para entonces yo ya le había dicho a todos mis amigos que me iba a ir a vivir entre leones y elefantes. Además de la decepción, me sentí como una gran mentirosa.


Bueno, pues me siento un poco así otra vez. Le dije a todos que me habían dado el trabajo, pero resulta que tienen que abrir la posición otra vez para asegurar que la competencia sea justa.


Aquí vamos de nuevo...

septiembre 14, 2007

Buenas noticias... creo

¡Me van a contratar! ¡Bien! Un momento, sólo tengo una oferta verbal. Eso, y unas cuantas horas que pasé aprendiendo todo lo que pude de la persona que va a dejar el trabajo. Aún no puedo empezar, necesito cambiar mi visa primero, y para eso necesito algo por escrito. Nada del otro mundo, una simple carta que diga "Deseamos contratar a Pioggia para este puesto con este salario". Hay que añadir unos detalles técnicos pero en general no me parece difícil, siendo que que ya les di una muestra de una amiga y bastante información. Y sin embargo, aunque tomaron la decisión de contratarme el lunes ( y ya sabían entonces que sólo me hacía falta la carta), no tengo nada en concreto.

Mientras tanto, mi vida está en el limbo. El semestre empezó hace tres semanas y yo sigo adelante sin saber si voy a perder algunas clases o si de plano me voy a dar totalmente de baja. Emocionalmente, me siento como en la montaña rusa. Por un lado, es estupendo que me quieran contratar. Pero por el otro, temo que mientras no tenga nada por escrito podrían contratar a alguien más. Estoy de malas y ni siquiera puedo tejer mucho. Avancé unas cuantas vueltas en la espalda de la cosa rosa y en los calcetines de chocolate.

       
   

Se pensaría que debería tratar de relajarme y tejer, pero no está funcionando. Espero progresar un poco más durante el fin de semana.

septiembre 09, 2007

Me siento mejor


Parece ser que aún tengo posibilidades de que me contraten. No es seguro y yo no quería hablar de esto hasta saber el resultado, pero me cansé de esperar. Además, han pasado algunas otras cosas. Por ejemplo, a mi chucho le picó una araña, se le infectó la herida y le volvieron a poner el collarín. Por fin se lo pude quitar ayer.

También terminé de hilar el estambre morado que pensaba usar para calcetines. El resultado no es muy satisfactorio. Primero que nada, porque tengo algunos bultos.



Los bultos no son tan malos. Son suaves y si aparecen en la suela del calcetín no importa pisarlos mientras no sean muy gruesos. El problema son las torceduras. Son el resultado de demasiada torsión en las hebras sencillas y no aplicar suficiente tensión al devanar dos hebras. Tengo varias de esas y el estambre en esas regiones es muy tieso, no quisiera tener que pisarlas.



El resto del estambre no está tan mal y tal vez aún pueda usarlo para calcetines, cortando las partes malas y ocultando las hebras, pero no estoy segura de querer hacerlo. Lo que sí hice fue seguir practicando y hacer otra madeja, esta vez con mejores resultados.



Lo malo es que no me alcanza para un par de calcetines, y ya no tengo más lana en ese color. Ni modo.

La cosa rosa creció un poquito por la espalda, pero el frente sigue sin avanzar. Los calcetines de chocolate ya pasaron del talón, esta vez sin agujeros. Fui envolviendo puntos conforme tejía la lengüeta y me comía los puntos laterales. Me gusta mucho el resultado.


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