¿No es el corazón
el más noble de los órganos? Se dice que las personas confiables son de buen
corazón. Cuando alguien ama, entrega su corazón. Si tenemos un desencanto amoroso, decimos que nos partieron el corazón. Los buenos presentimientos son
corazonadas, y cuando se habla con sinceridad se dicen las cosas de corazón.
No es de extrañar, entonces, que otros órganos del cuerpo aspiren a
parecerse al corazón. La mayoría no lo logra, pero yo soy la afortunada
poseedora de un útero en forma de corazón. Los médicos lo llamaron útero bicorne
y me dieron estadísticas de lo más desalentadoras en lo que se refiere a la
maternidad. Pero no quiero
hablar de malas noticias, sino de mi útero. ¿Acaso no es divertido mirar esa
foto en la que, inocente, parece sonreírme, orgulloso de su amorosa forma? Es
un útero bien educado, no suele darme problemas y por supuesto le perdono su
despiste: el pobre no sabía que su disfraz de corazón tendría consecuencias
adversas.
¿Por qué me
siento tan triste? Casi cualquier mujer puede parir un hijo, pero no conozco a
ninguna otra que tenga dos corazones.